Me encanta la palabra cita. Mis compis del trabajo se rĂen porque dicen que aquĂ no es muy habitual, pero para mĂ cualquier "quedada" con alguien con intenciĂłn de no ser sĂłlo amigos, es una cita. Y Ășltimamente, me gusta tanto la palabra, que me he dedicado a tener miles de citas, sĂłlo por poder utilizarla. Uhhhh, vale, no suena creĂble, pero es que llevo una temporadita de inestabilidad emocional y pĂĄnico a estar sola en casa, que me motiva a salir varias veces por semana y tener muchas citas. Va a mini-temporadas, me entra la vorĂĄgine citera una semana, y a la siguiente no quiero ver a nadie...
Todo comenzĂł un frĂo diciembre... hacĂa unos dĂas que lo habĂa dejado con mi ex. Mis compis insistĂan con lo de que un clavo saca a otro clavo y quisimos hacer la prueba. Este mundo del ligoteo, es realmente excesivamente simple para una chica. Fue señalar con el dedo a un chico mono que almuerza a la misma hora que nosotras en el comedor, averiguar su nombre y voilĂ ! Cual quinceañeras, le mandamos un mail para saber si tenĂa novia. Dijo que no, y que me habĂa visto por ahĂ (jejej, ya me tenĂa fichada, ¡punto para mi!), que le pasara mi telĂ©fono.