Aviso: este es un post desordenado. Me han pasado exceso de cosas sin orden alguno en estos dĂas y necesito volcarlas. Abstenerse lectores vagos, poco creativos y nada soñadores: hoy no sois bienvenidos. Para empezar hay que darle play a esta preciosidad de canciĂłn que es la banda sonora apropiada para leer esto. Luego quizĂĄs explico por quĂ©.
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marzo 2016
Mi
ex-ex viajaba mucho. Cada vez que se iba, yo metĂa una carta en su maleta
(escrita a mano, que por aquel entonces se llevaba). Luego me llamaba
desde China emocionado por la sorpresa, yo le contaba que me habĂa
encontrado una poesĂa suya sobre la mesa del comedor y asĂ de
enamoraditos seguimos varios años, con la tonterĂa de las cartitas y las
poesĂas, que ya no eran sorpresa, pero si un dĂa la maleta no hubiese
llevado carta o no hubiese nada sobre la mesa, hubiese sido el fin del
amor.
Luego,
cuando salĂa con Jorge, la que viajaba era yo. En el primer viaje le
dejé la casa llena de post-its con notitas ñoñas. En el cajón de los
cubiertos, en el cubo de la ropa sucia, en el espejo del baño, debajo
de la almohada, en el mando de la play, etc. Pasa que a él le hizo
gracia, pero sus detalles brillaban por su ausencia, asĂ que no se
convirtiĂł en tradiciĂłn.
El
Ășltimo chico con el que tuve una cita me preguntĂł si me gustaban los
tĂos romĂĄnticos. SĂ, joder, claro que me gustan. Pero... yo ya no tengo
esa capacidad de ser romĂĄntica, es feo cuando es sĂłlo en un sentido. Y
ahora, siguiendo con los viajes, me gustarĂa decirle que lo echo de
menos. Pero no le puse una notita en la maleta, porque ni me despedĂ de
él. No le dejé post-its, no me llamó desde el aeropuerto, no le mandé un
mensaje de buen viaje. Cuando salga yo también de viaje la semana que
viene, tampoco le mandarĂ© una postal otra vez, porque no sĂ© dĂłnde fueron a parar las anteriores.Y porque la Ășltima le llegĂł tarde, diciĂ©ndole que tenĂa ganas de verlo cuando ya no Ăbamos a vernos mĂĄs.
Con él robamos
cosas de los viajes o de los sitios a los que Ăbamos juntos... De mi Ășltimo
viaje no le di lo que le robĂ©. Y de la Ășltima cena, tampoco le di la
vela que guardé en el bolso. No hice eso, porque él es distinto, no
quiero repetir historias, sino construir una nueva. Pero como parece que
estas cosas se construyen de a dos y me siento un poco sola con la
idea... Le escribĂ un e-mail titulado "Cosas que no me atrevo a
decirte". Pero no me atrevĂ a enviĂĄrselo. Incluye cosas como la idea de que no vuelva. QuizĂĄs la que no vuelve soy yo. QuizĂĄs volvemos los dos. QuizĂĄs... no nos atrevemos.
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QuizĂĄs la que no vuelve soy yo. QuizĂĄs volvemos los dos. QuizĂĄs... no nos atrevemos. |
Me encapricho. Soy amante de los "chicos-desafĂo" o, si voy de cool, del "challenge boy". Defino chico-desafĂo: aquel tĂo complicado, difĂcil, retorcido, el que pasa de ti, el que tiene otras historias, generalmente con barba, del que me enamoro fĂĄcilmente con el capricho de quererlo para mĂ, cambiarlo, adiestrarlo y quedĂĄrmelo pa'siempre. Desde pequeña he descartado a los calzonazos, los querĂa macarras. En Argentina se dice "el que quiere celeste, que le cueste". Pues yo soy una hormiguita trabajadora, quiero lo difĂcil, transformarlo en fĂĄcil y contruir una hermosa relaciĂłn complicada, de esas que parece que me encantan.
Los chicos-desafĂo son, por ejemplo:
1- El neohippy con tendencias a vegetariano, apasionado de la naturaleza. Con lo urbanita que soy yo, muero por cortarle las rastas y meterlo a comer chuletón en un restaurante capitalista de cadena, después de una tarde de shopping intenso.
Ese fue el momento mĂĄs incoherente y quizĂĄs doloroso de su vida. Su novio la engañaba. No con otra mujer, sino con mentiras, que eran peores. Cuando lo descubriĂł, el chico decidiĂł que era momento de confesiones y le lanzĂł unas cuantas granadas mĂĄs. Entre gritos de histeria, torrente de lĂĄgrimas y desesperaciĂłn, ella soltĂł una sola frase y se derrumbĂł. "DĂ©jame vivir en paz". Se derrumbĂł literalmente al suelo. Y Ă©l la abrazĂł. Y tambiĂ©n la abrasĂł. Y ella llorĂł por horas. Pero dejĂł que la persona que mĂĄs daño le habĂa hecho jamĂĄs la abrazara. No fue capaz de repetirle que la dejara vivir. Ella solo querĂa vivir en paz. Pero le dolĂa tanto que no querĂa ni imaginar el dolor aĂșn mĂĄs fuerte que podĂa suponer vivir sin Ă©l.
Un buen dĂa, alguien que sĂ la querĂa mucho, la sacudiĂł por lo hombros y le dijo: "¿Quieres que te deje para vivir en paz? ¿O simplemente quieres vivir en paz? ¿Esperas o decides?"
Ella decidiĂł. Y llorĂł, pataleĂł y sintiĂł que morirĂa de dolor. Pero tuvo paz.
Esto quizĂĄs no va acorde al blog, pero tenĂa que decirlo.
Hace 3 años, cogĂ una mochila y me subĂ a un aviĂłn solita para encontrarme en Guayaquil con mi amiga Carla. Fuimos a hacer la Ruta del Sol por la costa ecuatoriana durante dos semanas. Nuestra primera parada fue Montañita, donde pasamos 3 dĂas. Os suena, ¿verdad? Tras la noticia viral (y la carta mĂĄs viral aĂșn que defiende la visiĂłn feminista del "viajar solas"), no pude evitar hacer ciertas reflexiones. Por supuesto, son reflexiones propias y totalmente subjetivas.
Montañita es un pueblo muy pequeño, tranquilo, hippy y surfero durante el dĂa, y una cosa de locos por la noche (no hemos podido pegar ojo). Llegamos sin reserva previa, hablamos con lugareños, preguntamos en distintos hostels y finalmente escogimos uno (el peor). La primera noche se celebraba la full moon party (como la de Tailandia, pero estilo ecuatoriano) y tuvimos la idea de camuflarnos con el ambiente rasta-surfero. Como el agua caliente incluida en los 8 dĂłlares que pagamos de hostel era inexistente, acordamos que yo me quedarĂa tumbada en la hamaca y chateando con mi ex mientras el lampista miraba el calentador, mientras Carla bajaba a la playa a por entradas para la fiesta que nos habĂa ofrecido un hippy un rato antes.
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"IronĂas del destino", by Sofi. Montañita, Ecuador. |
Ante esta situaciĂłn, mi madre hubiese puesto el grito en el cielo. Yo a solas tumbada en una hamaca con mis shorts y un lampista ecuatoriano en mi habitaciĂłn. Mi amiga sola en la playa y a oscuras, con un fumeta ecuatoriano. Pero no tuvimos miedo. La gente era amable con nosotras. El señor me arreglĂł la ducha y no temĂ que entrara a violarme mientras me enjabonaba. El chico de las rastas no violĂł a mi amiga detrĂĄs de los matorrales. No nos robaron los dĂłlares que llevĂĄbamos en efectivo a falta de cajeros en ese paĂs.
En esas dos semanas, intercambiamos tabaco por cervezas, llegamos a estaciones de autocares a las 4 de la mañana, viajamos haciendo autostop, nos alojamos en sitios extremadamente pobres y llenos de bichos, comimos salchi-papas en puestos callejeros y un monitor de surf nos miraba el culo al subir a la tabla. Pero no sufrimos acoso. La gente es pobre, de diferente cultura y raza, pero es gente, como nosotras. Y el monitor podrĂa haber sido monitora y tambiĂ©n nos hubiese mirado el culo, parte de su trabajo. No hay barrios peligrosos, no hay horarios que evitar, ni casas a las que no entrar. No hay comunidades de violadores y asesinos. No hay de eso ni allĂ ni aquĂ.
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"Sofi con monitor de surf, en la Ruta del Sol, sin sol" |
Hay sĂłlo malas personas, aisladas. Algunas de esas malas personas viven en barrios pobres, que a algunos cortos de mira les pueden parecer peligrosos, simplemente porque lo diferente nos asusta. Otras malas personas visten traje y corbata y tienen un MBA. Pero no podemos defendernos de las personas "por si nos violan". No podemos juzgar a comunidades enteras porque hay 2 asesinos. Ni juzgar a dos chicas que quieren irse de mochileras, como cualquier hijo de vecino, a cualquier lugar del mundo.
He leĂdo que "ellas por su propio pie jamĂĄs hubiesen ido a casa de los asesinos". Pero, ¿por quĂ© no? ¿Acaso el aspecto fĂsico de estas personas era un indicador de peligro? ¿Acaso la humilde vivienda tenĂa un cartel de "aquĂ se viola"? ¿Acaso los lugareños del sitio escogido para unas vacaciones, son diferentes y por eso peligrosos? ¿Acaso debĂan temerles porque eran hombres?
TambiĂ©n leĂ que "viajar solas" era una forma de decir viajar sin un hombre. ¡Venga ya! En el 2016, me niego a creer que solas signifique eso. Viajaron solas, ellas dos, sin nadie mĂĄs. Como dos chicos que viajan solos. Solos quiere decir sin nadie mĂĄs, Ășnicamente ellas o ellos. ¿QuiĂ©n ha dicho que el "solas" era una cuestiĂłn de gĂ©nero? (Supongo que alguien lo habrĂĄ dicho, no me respondĂĄis a esto, no quiero ni saberlo).
No soy hembrista ni machista. Creo simplemente que viajar es maravilloso y conocer gente diferente a uno, nos hace mĂĄs abiertos. Creo que la confianza trae mejores cosas que la desconfianza. Creo que las experiencias que aportan los intercambios culturales son valiosĂsimas. Creo que dormir entre cucarachas y visitar la casa de una familia de 10 personas que viven en 40m2, nos hacen valorar nuestros pequeños lujos como una minipimer, tener almohada o incluso poder usar tĂĄmpax. Creo que viajes asĂ nos hacen ver que a mĂĄs dinero, nos inventamos las necesidades. Y creo que las buenas personas, abundan en el mundo. Hay tantas personas felices con tan poco... Hay tanta gente desinteresada y dispuesta a dar lo poco que tiene... Hay tanta gente buena... que seguirĂ© viajando. SeguirĂ© pensando que viajar es una bendiciĂłn y que conocer gente nueva es genial.
Hubo una, dos, o las que fueran, malĂsimas personas, que hiceron daño y asesinaron a dos chicas inocentes. No porque viajaran solas. No porque fueran mujeres. No porque tuvieran mĂĄs que ellos. Simplemente, maldad...
Pude haber sido yo... fue lo primero que pensé. Qué afortunada soy de encontrarme con buenas personas y de conocer sitios fantåsticos, sin prejuicios, sin machismos ni hembrismos. Mierda, qué mala suerte tuvieron las dos chicas, que en paz descansen.
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"Paz en Ecuador". Haya paz... |
Iba paseando por el Mercadona, con el carro en una mano y un aguacate en la otra. De pronto, mirĂ© el aguacate y pensĂ©: "¿QuĂ© coño hago comprando aguacate si no sĂ© cocinar nada con esto?". Y me puse a llorar. No pude evitar acordarme de las tostadas de pan chafado con salmĂłn y aguacate. Y seguĂ como alma en pena por el super comprando sĂłlo 4 yogures, una Ășnica botella de agua, un paquete pequeño de pasta, chocolate, palmeritas con chocolate, oreos bañadas, unas poquitas fresas y un bote de dulce de leche. Ya tenĂa completo el kit de supervivencia de la soltera que se disponĂa a pasar el resto de la semana engordando y compadeciĂ©ndose de sĂ misma.
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