Intentaba demostrarme a mĂ misma y al resto de los mortales que, en esta Ă©poca tan tindereana, es posible la vida sentimental/emocional/emocionante/ligona/sexual mĂĄs allĂĄ de unas aplicaciones de mĂłvil. Salimos de fiesta con Batman que es el gurĂș del ligoteo a la vieja usanza. Pues allĂ nos ves, cual adolescentes bebiendo absenta. Ni que decir tiene, que no debĂ©is probar la absenta con 30 años, too late for that shit.
ComĂamos una extraña mezcla de patatas fritas y piruleta roja que regalan con la absenta en el bar Marsella, o quizĂĄs sĂłlo nos la daban nosotros que tenĂamos buen rollito con el camarero. Batman lleva allĂ a todos sus ligues y yo me hice pasar por la novia cornuda y ofendida, lo que hizo mucha gracia al chico que nos atendĂa. Para ponerle morbo al cachondeĂto que llevĂĄbamos, Batman me desafiĂł a ligar descaradamente con alguno de los chicos que habĂa allĂ. Yo soy como los tĂos que no pueden evitar picarse ante un "no hay huevos". FĂĄcil: sĂłlo debĂa escoger al que mĂĄs me gustara, que aquello era un campo de nabos y no habĂa competencia alguna. SeñalĂ© al chico que bebĂa en el otro extremo de la barra y le pedĂ a nuestro nuevo amigo barman que le dijera que esta chica simpĂĄtica querĂa salir a fumar con Ă©l.
Salimos a fumar y el chico me dijo alucinado que era la primera vez que le pasaba algo asĂ y que se llamaba Javier. Alucinada me quedĂ© yo, porque pensaba que era de las pocas ligonas que quedaban al estilo machista (el estilo en el que una pone ojitos, pero espera que se acerque el tĂo), pero parece que aĂșn sigue siendo habitual, o quizĂĄs se referĂa a que ya no se lleva lo de ligar en persona.