La leyenda del empotrador: parte I
Haciendo una exhaustiva investigación, casi de rigor de científico, acerca de la leyenda del empotrador, pedí a mi amiga Elena que me escribiera en un párrafo, su anécdota con "el falso empotrador". Pues bien, Elena es periodista, por lo que no sabe escribir sólo un párrafo, así que, aprovechando su talento, divido mi investigación en dos posts y hoy os traigo, a modo introductorio, su experiencia con pelos y señales. Pre-vacaciones mode on... ¡hoy el mérito del post es todo, todito para Elena!
EL FALSO EMPOTRADOR
Hubo una época en la que estuve muy
asexual, lo acababa de dejar con mi novio después de 7 años y la verdad es que
mis ganas de follar eran de -200, por lo que rehuía cualquier contacto o
acercamiento con el género masculino. Así estuve unos meses, los de invierno
básicamente, hasta que con la primavera, que la sangre altera, empecé a volver
a tolerar el contacto masculino y me lié con varios hombres.
Uno de ellos fue mi falso empotrador, un
hombre con unos brazos increíbles, rudo pero inteligente, guapo y con el que no
me aburrí en todo el día que lo conocí. No voy a decir de que región española
era, para que no me critiquéis por generalizar, pero la verdad es que siendo de
esa comunidad y con la descripción que os he dicho, mis expectativas de ese
hombre en la cama ¡eran de 300! Estaba súper convencida de que si quedaba con
él iba a echar un polvazo increíble, que estaría viendo las estrellas varios
días y que íbamos a follar como salvajes, en resumen: pensaba que había encontrado
a un auténtico empotrador nato, de estos que te dejan sin aliento, que te
follan bien, muy bien y con los que después, encima, puedes irte de cañas,
porque es tan divertido que vale para todo, no solo para el sexo.
![]() |
Bien, esta fue mi fabulosa construcción
de los hechos futuros, después de haber estado de fiesta un día con este chico,
así que decidí invitar al falso empotrador a que viniese a verme a mi
comunidad, que está un tanto alejada de la suya, por lo que tendría que pasar
el fin de semana entero con él, lo cual no me importaba porque estaba súper
segura de que iba a tener un fin de semana increíble lleno de sexo salvaje. Aaaaay ilusa de mí, si hubiese sabido lo que me esperaba, hubiese cerrado mi
pico de oro y no hubiese invitado a mi falso empotrador un fin de semana
entero.
Como no soy vidente, pero sí una
persona a la que le corre mucho la imaginación, había decidido que ese fin de
semana iba a ser genial y el viernes cuando llegó mi falso empotrador, nos
fuimos a un concierto, después salimos a tomar unas copas y finalmente llegamos
a mi casa, un poco borrachos, lo suficiente para estar aún más cachondos, o eso
pensaba yo… Conforme íbamos subiendo las escaleras empezamos a calentar el
ambiente, que si beso por aquí, que si tengo unas ganas locas de follarte por
allá, que si bla bla bla.
Llegamos a la cama, nos empezamos a desnudar y mis
peores presagios se confirmaron: su pene, lejos de ser el de un empotrador nato
en cuanto a tamaño… no se levantaba ni queriendo, y es que algo había
sospechado cuando estábamos morreándonos cual quinceañeros en el bar de copas,
pero bueno, quise pensar que era cosa del momento.
¿Dormir? ¡Qué ingenua fui! Esto solo
acababa de empezar… Mi falso empotrador, además de no hacer nada para que a mi
se me fuese el calentón de encima… porque oye, si a ti no se te levanta, tras
mil y un intentos por mi parte… podrías haberme comido el coño o algo, pues
bueno, además de no hacer que me corriese, ¡el muy desgraciado se dedicó a
hablar tooooooda la puta noche! ¿Por qué? Pues no lo sé… pero toda la santa
noche estuvo diciendo tonterías, que si había estado en una mina trabajando
(era ingeniero), que si un día había ido a una entrevista de trabajo y había
acabado con el jefe de cañas y tocando palmas, que si… yo qué sé.
Era una
pesadilla, el mito del empotrador se estaba desvaneciendo y me estaba quedando
el del pesado de turno que no se calla ni debajo del agua y que encima no me
folla… era horroroso. La noche concluyó cuando decidí levantarme para irme al sofá. ¿Qué hizo? Pues el falso
empotrador, después de ponerme la cabeza como un tambor con sus batallitas,
empezó a darle vueltas al por qué de su gatillazo y entonces hizo la siguiente
declaración: “Yo no entiendo por qué no se me ha levantado, si antes de ayer
estaba echando un polvo… ¿podrías chupármela a ver si ahora se levanta?”
¿Peeeeeeeeeeeerrrrrdooona?, vale que no se te levante, vale que seas un puto
pesado, vale que no me hayas dejado dormir, ¿pero que me digas que hace dos
días te estabas follando a otra en mi puta cara y encima esperes que de premio
te la chupe? Por ahí sí que no paso, me niego y me la suda que te hayas follado
a otra, solo quería tener contigo un puto fin de semana sexual, pero coño, no me lo
digas en la cara, pedazo de desgraciado…
Así que nada, en ese momento le dije que
ya había tenido suficiente, que me iba, que me había dado la noche. Así que cogí mi almohada y me
fui al sofá porque echarlo a él y que se lo encontrasen mis compañeras de piso
allí tirado me sabía mal, aunque no me supo mal dejar que lo aguantase una de
ellas el resto del fin de semana, porque se conocían y compartían comunidad…
así que premio para ella.
El falso empotrador se fue a su casa y ha
intentado hablar conmigo en alguna ocasión, sin resultado, porque que no
cumpliese mis expectativas igual era culpa mía, por haberlas generado, pero que
fuese un capullo e intentarse justificar su impotencia con que hace dos días se
la estaba metiendo a otra… ¡eso sí que no!
Moraleja: los empotradores existen, pero
los mitos sobre ellos existen aún más y yo soy la prueba de ello. Menos mal que
mi compañera de piso entendió perfectamente la situación y después de tantos
años viviendo juntas nos apoyamos… además de que me lo presentó ella y le jodió
que no hiciese nada para que me corriese ese día, así que decidió aguantar ella
al falso empotrador el resto del finde.
Vaya, vaya... no soy la única con historias surrealistas, ehhh... ¡¡¡pobre Elenita!!! ¡¡Pero lo que me ha hecho reir!! Estaros atentos a la segunda parte de la leyenda del empotrador, ¡desmontaremos todos los mitos que hay detrás de esta figura tan deseada pero tan poco habitual!
Sobrevaloramos el físico y creamos expectativas, y así nos va. Aunque a mí eso no me pasa porque no soy de brazos fuertes.
ResponderEliminarBesos solidarios
Pues sí... el físico no lo es todo y aunque todas soñamos con el empotrador... deberíamos bajar el listón y ajustarnos a la realidad... que no está tan mal!!!!
EliminarBesitos guapetón!
No existen hombres empotradores.. Pero si existen mujeres empotrables.
ResponderEliminarMe encanta el concepto "mujeres empotrables", quiero ser una de ellas!
EliminarAún creo en la humanidad, estoy convencida de que el hombre empotrador está por ahí...
Con la boca abierta estoy con ...“Yo no entiendo por qué no se me ha levantado, si antes de ayer estaba echando un polvo… ¿podrías chupármela a ver si ahora se levanta?” una y no más santo Tomas!
ResponderEliminarNo soy una experta en la materia, pero conozco algunas sexólogas que podrían explicarle algo acerca de su disfunción erectil y su absurda propuesta de solución...
EliminarUna y no más!
Jajaj si no puede hechar uno cada dia no tiene madera de empotrador eso esta claro!
ResponderEliminarLo que no nos has contado es si la Savage ha conocido muchos empotradores en su vida loca jajaj.
Mujeres empotrables jaja porque esto siempre es cosa de dos, que pasaria cuando un empotrador se encuentra una mujer empotrable? jaja polvos magicos señoras y señores! jjajaj
Mi querido Niord... esta pobrecita Savage no ha tenido muchos empotradores, solo se me ocurre uno, un grandísimo hijoputa, así que no cuenta.
EliminarLucharé por ser una mujer empotrable!!
(ECHAR)
Aixxx las expectativas nunca son afines a la realidad... pero buenoooo
ResponderEliminarTenemos que probarlo todo no??? yo también tengo algún chasco en mi trayectoria sexual, cuando quieras te las cuento... besitoss amor
Creo que todas nos llevamos este tipo de decepciones de vez en cuando... pero la cara de Elena debía ser un cuadro al oir la excusa de este personaje!
EliminarVenga, me encantará que me las cuentes... lo mismo podemos publicar alguna historia de las tuyas!
Besitossss
Ser un empotrador es todo un arte milenario que solo unos pocos conocemos�� Me ha encantado el relato y estoy deseando conocer las historias de jugando con Eros y las tuyas propias....
ResponderEliminar"que solo unos pocos conocemos". MJ eres tú? Eres tú el empotrador? Por fin te hemos encontrado??????
EliminarBienvenido al blog, quédate por aquí... que hay muchas más historias! Besossss
Los empotradores existen, me consta, he podido disfrutar de uno de esos maravillosos seres de la naturaleza cuales unicornios por verdes praderas. Pero también es cierto que hay muchos que quieren ser y no tienen cojones a llegar, que (aunque la película te la montes tú) no cumple con ni una sola de las expectativas que con su actitud ha creado.
ResponderEliminarMala pata la de Elena de toparse con uno de esos de boquilla, que además de no ser lo que parecía, ni siquiera intentó acercarse (putos egoístas...). María, deseandito estoy de conocer tu experiencia con los falsos empotradores xD
Besotes a las dos.
Qué afotunada chica!!!! Yo tuve un solo empotrador, pero resultó ser un cabroncete, así que no tengo un recuerdo bonito... Pero de falsos, de esos sí que tengo a montones!
EliminarBesitos de mi parte y de Elena que está feliz de que la leáis!
El problema es que idealizamos y la realidad nunca podrá superar a la ficción.
ResponderEliminarAhora, no tiene perdón ninguno cuando le suelta: si hace un par de días estuve genial, ¿me la chupas para ver qué tal? Hombreeeeee, ¿de verdad pensaba que eso funcionaría? ¡Joer! como está el mercao...
Besicos
Aún queda mucho subnormal que no ha superado la asignatura de "tacto al hablar"... pero no perdemos la esperanza!!
EliminarBesossssssss
Un buen empotrador no dejaría que Elena se quedase con las ganas... Vamos, a mi ni se me ocurriría!!!. Cuántas veces le tengo dicho a la mía que aunque no quiera follar se deje comer y ha terminado corriéndose como una posesa... (Pos-eso) quien quiere, puede, sabe y debe.
ResponderEliminarEste no era empotrador ni nada... se ha quedado en el intento y la pobre Elena con las ganas!
EliminarTu chica sí que estará contenta! ;-)
Besitosss
Vale, voy a dejar mi comentario en esta entrada porque es la primera y supongo que es dónde antes lo leerás, pero vaya por delante que ya llevo como 5 entradas tuyas leídas. Y sí, una es la de las fotos tuyas, para qué negarlo.
ResponderEliminarHe llegado aquí porque me regalaron 'La primera vez que...' (en papel, nada más y nada menos) y aunque he tardado un poquito en leerlo por razones que no vienen al caso, me ha gustado, lo he disfrutado, he hecho una entradilla en mi blog para darle difusión y luego me he dicho: 'Oye, que los autores son bloggers... ¡vamos a conocer sus casitas virtuales'.
Así que quiero felicitarte por haber participado en el proyecto y por haber escrito una historia tan guay, que dicho sea de paso, fue de mis favoritas y me dió muchas ganas de comprarme una cámara buena y empezar a dármelas de fotográfo del copón bendito.
Y como añadido a todo lo anteriormente expuesto, quiero decir que tu blog me está encantando XD
Vaya... que ilusión que te haya gustado mi participación en el libro!! Ya estamos preparando la 2da parte, esperando volver a estar a la altura!! Bienvenido al blog, luego me paso por el tuyo!
EliminarBesitossss