TenĂa una cita de esas que prometen. De esas de "te invito a cenar a casa, guiño-guiño". Siguiendo el protocolo de preparaciĂłn de este tipo de citas, me duchĂ©, depilĂ©, maquillĂ©, peinĂ© y perfumĂ©. ElegĂ un conjunto de ropa interior sexy y ropa casual. DistribuĂ velitas por el piso estratĂ©gicamente y dejĂ© al alcance el papelito del delivery de sushi. Ya casi estaba, pero me faltaba algo importantĂsimo: la seguridad.
BajĂ© a la farmacia. Mira si somos tontos, que pedir una caja de condones siempre es un motivo de nervios. Pero, tras un verano algo promiscuo, yo ya tenĂa por la mano eso de comprar condones de todo tipo. TenĂa un rollete que siempre compraba preservativos XL para que la farmacĂ©utica no pensara mal de Ă©l, como si llevarse unos estĂĄndar implicara micropene. Y creedme, no calzaba una XL y al final gastaba de los mĂos que le iban mejor.
—Hola, buenas, querĂa una cajita de preservativos de 12 de la marca X
—Lo siento, no tenemos
WTF!
—¿No tenĂ©is de esa marca?
—No, ni de ninguna. No vendemos ningĂșn mĂ©todo anticonceptivo. Por cuestiones morales.