Hay mal humor por las mañanas. Todas las mañanas. Solo desayuno los sĂĄbados y domingos, porque el resto de los dĂas voy tarde. SĂ, soy de las que llega siempre impuntual. Acumulo los desayunos pendientes de toda la semana y el sĂĄbado no me basta con un par de tostadas. Me gusta comer casi tanto como me gusta el sexo. Encuentro placer en comer medio gramo de foie a la plancha. SĂ, pobres patos, pero me gusta.
No voy a la peluquerĂa, pido a todas mis amigas que me hagan las mechas y el pelo me lo corto solita. Y asĂ se queda, a trasquilones, sin forma, pero tambiĂ©n sin gastar dinero. Tampoco me pinto las uñas ni me depilo las cejas. Y una vez hice un curso de manicura y pedicura porque tuve un centro de estĂ©tica. A los 26 años tuve un centro de estĂ©tica. No sĂ© en quĂ© estaba pensando cuando lo abrĂ, ni porque me asociarĂa con mi ex marido ni con mi ex mejor amiga. Lo que tampoco sĂ© es por quĂ© tengo un ex marido, lo de ex lo sĂ©, la parte confusa es la de haber tenido marido. Ni sĂ© tampoco por quĂ© ya va la tercera ex amiga que acumulo. Me faltan dos para hacer como con los desayunos y zampĂĄrmelas el sĂĄbado a todas juntas.
Me encantan los perros y aĂșn lloro cuando me acuerdo de Luisita. De Luisita y lo mala cuidadora de perros que fui, que tuve que darla en adopciĂłn. Me rĂo de la gente que en la frase anterior hubiese dicho "mami perruna". Me rĂo de mucha gente, como de los que no asumen la edad, me rĂo de los poetas cutres, de las instagramers a las que intento imitar sin medio follower de resultado, de las madres que creen que los demĂĄs estamos encantados de ver doscientas fotos diarias de sus hijos y tambiĂ©n me rĂo de los que confunden amor propio con egocentrismo, egoismo y masturbaciĂłn. WTF, son mis siglas preferidas.
Lloro mĂĄs de lo que debiera y culpo a mis padres por sentir culpa por cosas tan tontas como tirarme un pedo. Oh sĂ, a veces me tiro pedos. Y a veces tambiĂ©n soy culpable. Otras veces no, pero pido perdĂłn porque me da pereza seguir discutiendo. Ah, la pereza, que serĂa de mi sin la pereza. Probablemente serĂa presidenta o algo. Porque realmente soy lista, pero perezosa. Por eso no estudio, por eso no creo, por eso no progreso, por eso no ahorro, por eso veo tantas series en Netflix y el sofĂĄ de mi casa nueva ya tiene la forma de mi culo. Es una gran forma porque tengo un gran culo. Y no lo digo yo, eh, que me ha tocado escuchar alabanzas de mi culo unas cuantas veces. Lo que no he escuchado mucho son alabanzas menos fĂsicas, pero bueno, cada uno tiene el culo que tiene y el mĂo es estupendo, para que negarlo.
Voy a una psicĂłloga porque no puedo resolver sola mis dramas. La psicĂłloga tampoco me los resuelve, pero me ayuda a pensar. Es importante tener un guĂa de pensamiento. Yo tengo dos, mi psicĂłloga y Juan Nepomuceno, pero el segundo es mĂĄs duro cuando ve que hago las cosas como el culo (un gran culo, por cierto) y entonces yo le cambio de tema. Porque no me gusta escuchar cosas feas. Miento cuando digo que me gustan las crĂticas constructivas. Es mentira. Digo muchas mentiras. Y como las digo yo y se pensarĂĄ el ladrĂłn que todos son de su condiciĂłn, estoy rodeada de mentirosos.
Cargo cuernos no superados. De pequeña se enamoraban todos de mĂ. A veces pienso en volver a ponerme brackets, porque quizĂĄs ahĂ estaba la clave. En sentirme bien a pesar de los hierros. TambiĂ©n cargo desĂłrdenes alimenticios y adicciones varias, todo muy sano, pero oye, aĂșn no tengo ni una sola estrĂa. Lo que tengo son unos pies de puta pena y debilidad por comprarme zapatos. Ahora la tengo controlada porque soy pobre. Solo tengo un bolso. Me jacto de ser la Ășnica mujer que conozco que solo tiene un bolso. Se me rompiĂł hace poco y tuve que comprar un suplente en el chino. Pero el suplente es verde y no me combina con casi nada, asi que le encarguĂ© a mi hermana que me compre un bolso igual a "el bolso", que es de un mercadito de Florencia, asĂ que cuando me llegue ya no podrĂ© jactarme de tener uno solo. TendrĂ© que tirar el verde por principios.
A decir verdad, tampoco es que me gusten tanto los peces. No tiene explicaciĂłn. Simplemente, montĂ© un centro de estĂ©tica que tenĂa peces de esos que te quitan las pieles muertas de los pies. Es mentira tambiĂ©n, no te las quitan, solo hacen cosquillitas, efecto placebo y la piel se te ablanda porque la tienes en remojo. Pero bueno, no sĂ©, la gente pensĂł que me gustaban los peces y ahora me he acostumbrado a vivir entre cosas de peces, que a la fuerza me acabaron gustando mucho. Tanto que de ahĂ viene el nombre de este querido blog y es tambiĂ©n un juego de palabras con mi apellido, ya que muchos preguntĂĄis.
TambiĂ©n tengo un tattoo con un pez, que no me cansa tanto porque lo tengo en la espalda y no puedo verlo a diario. El que si me cansa es el del sĂmbolo del karma que lo llevo en la muñeca y estĂĄ mal hecho y eso me irrita cada vez que lo veo. AdemĂĄs me irrita el karma porque debo estar haciendo algo muy mal para recibir tanta mala leche o es que en breve me tocarĂĄ el Euromillones, pero me estoy impacientando. Otra cosa que me irrita es que lo primero que veo cada mañana desde mi casa nueva al abrir la persiana es ese gigantesco hotel en el que me casĂ©, en plan burlĂĄndose de haber hecho semejante estupidez.
Tengo una crisis vocacional fuerte. Como la crisis de los cuarenta, pero de los treinta y tres. Un dĂa quiero ser profesora de yoga, al dĂa siguiente estudiar cocina, al otro quiero dedicarme a escribir, al cuarto dĂa me matriculo en la universidad para empezar turismo, al quinto quiero un hostel en alguna playa tailandesa, al siguiente quiero ser camarera y al sĂ©ptimo dios creĂł al hombre. Y con el hombre se desencadenan el resto de mis crisis. Maldita la hora en la que se cruzĂł el primer chico que me gustaba por delante.
En fin, no sĂ© a que viene todo esto. Es solo por contarte unas cuantas cosas de mĂ, que seguro que no sabĂas. Para que te acuerdes cuando me juzgues, que no tienes derecho a hacerlo. Ni a juzgarme ni a lastimarme ni a tocarme el culo. Que la prĂłxima vez que me hagas daño, porque soy sensible y me hace daño hasta un flotador con forma de cactus, recuerdes que Ă©sta es Sofi, y que si se pone guerrera... a ver como te las apañas con sus desayunos pendientes, sus desvarĂos, sus letras, sus peces y sus ganas de mandar todo a la mierda para vivir debajo de una palmera.
OjalĂĄ fuera todo mĂĄs simple...